Casa de campo

Termina este primer Tomo, como si fuera una gran sinfonía, con su desenlace dramático, escénico, que aparece como otro plano de realidad, superpuesto y tal vez superador de las diversas realidades que crea la familia Ventura y Ventura en su mansión de Marulanda, y los treinta y tres primos a través de la obra-juego de La Marquesa Salió A Las Cinco. Una construcción maravillosa y detallada de personajes, de realidades superpuestas, de velos tupidos, que se van corriendo indiscretamente. Después de este pico apocalíptico, cuyo dramatismo final alcanza su máximo esplendor, que es también su final, y que sólo podría completarse con el aplauso del público y la salida para el cuarto intermedio, habrá que bajar a los llanos para el segundo acto, para el Segundo Tomo. Tal vez aparezca como una relectura, ya que en GR el Tomo II aparece como otra edición del mismo libro; pareciera que la página quisiera contribuir a esta situación de realidades superpuestas. Veremos si puedo lograrlo; no soy Donoso. **************************************************************************************************************************** La familia Ventura y Ventura, hermanos y cuñados, los treinta y tres primos, y la legión de sirvientes, llegan a su casa de campo de Marulanda a pasar su ociosa temporada de verano. Todos conocen perfectamente los códigos de urbanidad necesarios para que nada, ni el tiempo, interfiera en su presente plácido y artificial. La casa de campo, con sus espléndidos jardines, se mantiene protegida del exterior por una magnífica reja, reforzada por el mito temible de los antropófagos que se podrían encontrar fuera de la seguridad que brinda. La precisión del lenguaje de Donoso nos va permitiendo conocer a los múltiples personajes, y nos muestra, indiscretamente, que detrás del tupido velo, empiezan a ocurrir cosas, mientras crece una sensación de inquietud: ¿Será que algo romperá este cuadro idílico? Hay momentos de incertidumbre, y momentos de alto dramatismo escénico, que sólo podrían ser coronados con el aplauso del público y el cierre de las cortinas del teatro. Hay también insinuaciones de aspectos siniestros en los niños, de relaciones incestuosas; hay cavernas y túneles secretos, y una vegetación amenazante que parece tener vida propia. Una novela estupenda, en la que cada personaje es perfectamente construido para contribuir, a través de sus acciones o reacciones a la trama; su desenlace quedará definido por el autor, quien, a través de su aparición en medio de la narración, deja en claro que se lo reserva en su condición de gran demiurgo. Y lo hace muy bien, aunque ya no tiene mucha importancia. Hay quien ha visto en esta novela una metáfora de los convulsionados tiempo que vivió Chile en la década del '70. Y es posible establecer muchas analogías. Pero creo que limitarla a ese papel, sería opacar su mérito literario, que es mucho, y trasciende la circunstancia histórica.