El niño que domó el viento

Una historia personal del autor, un niño de excepcional inteligencia y diligencia, frente a la sequía que asola la región en la que vive, utiliza el conocimiento adquirido a través de actividad escolar, complementado con una intensa investigación bibliográfica, logra visualizar que existen alternativas para conseguir agua, más allá de las condiciones climáticas. No sólo eso, sino que se propone demostrarlo y construye un molino de viento con los retazos de los que dispone, y efectivamente logra obtener agua del subsuelo, compensando los efectos de la sequía. Historia es realmente ejemplar, sobre todo por el efecto de la educación en la mejoría de la calidad de vida. Sin quitar valor a esta experiencia notable, haría notar que esta experiencia fue desarrollada por una persona excepcional, y esta apropiación de la tecnología no es fácilmente trasladable a toda la población. No todos somos Benjamin Franklin, Thomas Alva Edison, o John Snow. De todos modos refuerza la importancia de un buen proceso de enseñanza aprendizaje como un elemento esencial para el desarrollo y el bienestar. El libro, más allá de la notable experiencia, es correcto, y tal vez no pase a los anales de la literatura universal. Pero es una linda historia.