La habitación de invitados

3,5 La muerte. La muerte nos espera a todos, más tarde o más temprano. Es una realidad triste que viene junto con la oportunidad de vivir. Algunas veces, las personas no quieren volver a olvidarlo y se arrastran por la vida como un lamento, impidiéndoles aprovechar la vida. La mayoría de la veces el sentimiento se vuelve intolerable, y necesita ser maquillado, escondido, negado, o refugiarse en ideas confortables sobre lo que ocurrirá después. Es posible que exista una vida después de la muerte, aunque probablemente sea algo diferente, que no tenemos capacidad de conocer, ni imaginar. Aún así, nunca hay certeza. De todos modos la vida, como la conocemos habrá terminado, para siempre. Helen, en su casa de Melbourne le abre las puertas de su casa a su vieja y querida amiga Nicola, quien tiene un cáncer en estado avanzado, y ha elegido hacer un tratamiento alternativo que se aplica en la ciudad. Nicola, aún en su edad avanzada y su enfermedad, es una mujer muy bella, y con una aristocrática habilidad para seducir, y controlar el curso de una conversación, y así eludir los tópicos desagradables. La novela narra las tres semanas en las que ambas conviven en la casa de Helen, quien se transforma en una enfermera de 24 hs., atendiéndola en los terribles efectos adversos del tratamiento. Y mientras tanto, alterna entre el silencio tolerante y sus intentos de que su querida amiga no siga huyendo aferrada a falsas esperanzas, y acepte y se reconcilie con su situación. Como diría el afamado psiquiatra francés [author:Henri Ey|1631851], ser "una embajadora de la realidad". Una buena historia, en la que la amistad, la confianza y el amor es capaz de tolerar las discusiones más crudas, y, tal vez, perforar hasta las corazas más sólidas. Y a veces, no. Una buena novela.