Land of Sweetheart Deals

Mutahhar Fadl, periodista relativamente escéptico aunque con algunos principios, entra a trabajar a un medio de prensa oficialista financiado por el Estado, entre otras cosas para satisfacer las demandas de mayor bienestar económico de su mujer. “Siempre añora sus días en la facultad y desearía que siguiéramos enamorados como entonces. Quiere que vivamos una vida compuesta solo de amor y suspiros románticos. Espera vivir una vida cómoda, pero al mismo tiempo quiere que me dedique exclusivamente a amarla, cortejarla, intercambiar cartas de amor como si fuéramos adolescentes sin el peso de las obligaciones y responsabilidades. Es una mujer demente.” Se le asigna la cobertura de una noticia sobre una denuncia contra un Sheik, acusado de haber violado a una menor, tratando de mostrar una versión que no sea perjudicial para el Estado, frente al embate de las organizaciones de derechos humanos, que de alguna manera son sostenidas por organizaciones humanitarias internacionales. De Shanta, abogado del Sheik: “De hecho, me han encargado representarlos. Son gente sencilla apabullada por las criaturas de la globalización: activistas, hombres y mujeres, agentes del imperialismo en nuestro país. Quieren imponer los estándares éticos que dominan Occidente. Casarse con una joven la protege de la desviación. Pero, según los estándares libertinos de Occidente, el matrimonio de menores es una forma de desviación.” Su estadía en la región costera al sur de Yemen se comienza a prolongar indefinidamente con los consiguientes protestas y acusaciones de su mujer, y comienza, por pedido de su Editor Jefe, a involucrarse en los hechos, mientras comienza a disfrutar de los intercambios amorosos que vienen con ellos y montos crecientes de dinero. Pero ante ciertas situaciones sumamente abyectas, en especial a través de la enorme asimetría entre los dueños del poder y los campesinos humildes, que incluyen pedofilia, prostitución, torturas y homicidios, comienza a aparecer una indignación interna, que llega al asco. Y frente al fantasma de su todopoderoso padre, valiente y mítico periodista honrado por la sociedad por su tenaz lucha contra los abusos del poder, comienza a dudar y preguntarse cuando se comenzó ese camino de pérdida gradual de toda integridad, y cuál fue el momento crítico en que debiera haber dicho que no. En lo que parece ser una situación sin salida, se desarrolla un desenlace terrible y magnífico, a la altura de lo que ya había visto en A Land Without Jasmine. Una excelente novela, a la que esta reseña nunca podría hacerle suficiente justicia.