Manantial

La Ada es una elegida: ha nacido con un par de espíritus (“autodenominadas nosotras”), provenientes de la gran diosa Ala, la Gran Pitón. Crecer con dos espíritus que condicionan sus ánimos y conductas, no resultó un proceso fácil, y pudo ser atravesado gracias a la paciencia y el amor de su madre. “Todos los delirios, cada destello cegador de ellos, tiene su origen en las compuertas (a lo divino). El polvo de lo divino vuela por el aire. Se supone que es un canal temporal, algo que debe cerrarse al terminar. Hay reglas. (Pero) A los dioses no les importan las reglas". En su juventud se agrega el espíritu denominado Asughara, más agresiva, y que la conduce a una vida más desenfrenada, en particular en lo sexual. Y más tarde aparecerá San Jerónimo y la Ada volverá a tomar contacto con Yshwa, quien contrariamente a lo que espera no dará importancia a sus actos sexuales, sino que pondrá énfasis en la piedad y el amor, para hacer mejor su vida; pero Asughara, cruel, sigue estando ahí. "Aún después de herirlo así, él se levantó y llevó a Ada al aeropuerto. Verán, después descubrí que él no era como los demás. Él era gentil. No se merecía el castigo. Pero yo estaba ahí y había nacido justamente para esas cosas. Siempre fui un arma y nunca estuve obligada a ser ecuánime. Mi único error fue dejar pasar un pequeño detalle; Ada sí lo amaba. Mucho de hecho. Me había excedido". Partiendo de la actitud de Yshwa, me ha resultado llamativo que muchos seguidores de las grandes religiones monoteístas, consideren como el gran pecado al sexo (que en muchos actual se le asimila como sinónimo), que en última instancia otorga placer y no daña a nadie, en lugar de la tortura, el homicidio, la envidia maliciosa o el desprecio hacia personas que se consideran inferiores. Este enfoque de la posesión por los espíritus, explica la ancestral actitud ante las personas que se alejaban de la normalidad en sus pensamientos y conductas, ante los cuales había que eliminar los espíritus o demonios a través de ritos, también con significados espirituales, que han ido desde el sacrificio de animales y hasta de seres humanos, y pervive en prácticas como el exorcismo, o en la gente común, en la convicción del poder de la maldición, la magia negra o el mal de ojo. También constituyen muy buenas metáforas de lo que siente una persona que sufre por sus alteraciones del pensamiento y la conducta, y puede ser interpretado por los buenos terapeutas. Aunque, volviendo al pensamiento místico, ¿El caso de Ada es que simplemente que tiene un destino de Obganje, que debe aceptar con serenidad para ser libre? Una novela que parece titubear al comienzo, hasta tomar forma, en la que no se puede dar nada por sentado. Toda la espiritualidad igbo, puede ser observada y analizada con frialdad; o se puede leer la novela tratando de comprender a la Ada, dejándose llevar por la corriente (demencial) de esta espiritualidad. Y tal vez otras formas y combinaciones. Una novela atrapante, en la que se logra combinar la tradición con la modernidad. Muy buena. PD: La novela, además, me acercó a música que escucha la protagonista y que no conocía, lo cual suele ser bienvenido; y me pareció que podía tener una vinculación con la historia: Emilia Mitiku, cantante sueca de padre etíope, Big, big world (I’m a big, big girl, living in a big big world, y la banda americana de rock metálico Linkin Park (“It starts with one, all I know, it’s so unreal, I tried so hard and got so far, and in the end, it doesn’t really matter").