¿Por qué bailas cuando caminas?

“¿Por qué bailas cuando caminas?” le pregunta la pequeña Béa a su padre mientras la lleva a la escuela por las calles de París; cruel e inocente, ha observado que su renguera o cojera, una pierna más larga que la otra, hace que camine de manera oscilante, como si bailara. La pregunta dispara la respuesta de Adén Robleh, en forma de una larga carta, un monólogo en el que le cuenta a esta niña parisina, ya adolescente al escribirla, la historia de su vida, marcada por la soledad de ser ignorado por sus padres, el desprecio de sus compañeros escolares, y su constitución enfermiza que llega a su tope al padecer Polio. Pero el pequeño Adén, en un barrio de Yibuti, cuenta con un elemento salvador: una enorme curiosidad, un hambre de conocimiento, que lo lleva a leer todo lo que tiene a su alcance. Y en esta narración, que parece tener elementos autobiográficos, se construye una historia, exenta de sensiblería y épica, sobre cómo crecer y vivir una vida plena partiendo de la adversidad. Una novela que inicié como una lectura liviana, y con su estilo luminoso alcanza a ser una muy buena obra, un himno a la vida.