by Dan Lungu
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16 Aug, 2025
Dan Lungu es Profesor de Sociología en la Universidad de Iasi, y a partir de su profesión (o tal vez por interés personal) se ha dedicado a observar, estudiar y tratar de comprender la cultura rumana, que ha atravesado diversas influencias muy diversas: desde ser parte del Imperio Romano de Oriente (Constantinopla), el cristianismo de la Iglesia Ortodoxa, en defensa de la cual, junto con Serbia, fue el país que más resistió el avance del Islam (a través de Vlad Tepes, inspirador de la figura de Drácula) hasta quedar incluido posteriormente, durante quinientos años en el Imperio Otomano, con todo el cosmopolitismo que significó, en un imperio que iba desde Marruecos hasta Pakistán e Indonesia; y en tiempos más recientes, el Imperio Austrohúngaro, el nazismo de Guardia de Hierro, y el comunismo personalista de Ceaucescu. Y todo con una lengua que no deriva de las lenguas eslavas, sino del latín (hay muchos términos y expresiones que tienen mucha similitud con el italiano). Si alguien quería leer algo de multiculturismo: Rumania (no es el único).
Después de este largo contexto, que intenta explicar algunos de sus aspectos culturales, paso al modo en que Lungu volcó lo que ha llegado a comprender: la novela.
"¡Soy un vejestorio comunista!" (un título que parece una broma) es una novela narrada por su protagonista Emilia Apostae, una mujer que eligió en su juventud huir de la rudimentaria vida rural de su familia, para vivir en la ciudad, y como continuidad de esa movilidad social ascendente, debe lamentarse de que su hija, Ingeniera, haya migrado a Canadá. (Cómo diría Toda Mafalda, "no es el acabóse, sino el continuóse del empezóse de ustedes")
Todo tiempo pasado fue mejor, parece ser su lema, y en ello hace referencia al período comunista en el que tuvo un muy buen empleo y además, que no es poco, era joven.
"Con el comunismo, los estantes del mercado estaban casi vacíos y uno se tenía que arreglar con lo que había. Ahora, en cambio, los estantes están llenos, pero el dinero no alcanza para comprar nada"
El libro está escrito en tono de sátira, en la que la voz de la narradora rememora muchos momentos de su juventud, así como su situación presente, ante la cual sus convicciones comunistas son cuestionadas por muchos de sus allegados, generándole algunas inquietudes.
"...entre nosotros llamábamos comunistas a los que pronunciaban discursos exaltados en reuniones largas y aburridas. A esos no los echaba de menos. (Entonces) ¿Qué clase de comunista era? Si aquellos eran comunistas, ¿significaba que yo quería un comunismo sin comunistas?".
Una novela entretenida, con toques de humor, y creo que un muy buen retrato de la sociedad rumana (o al menos una parte importante de ella), de manera similar a la que mostró en El paraíso de las Gallinas: Falsa novela de rumores y miosterios.
Dan Lungu formó parte del grupo de doce escritores rumanos jóvenes, que en 2005, invitados a París, abrió la puerta de la literatura rumana a Europa Occidental; formaron parte de la comitiva, entre otros Gabriela Adameșteanu, Ana Blandiana y Mircea Cărtărescu, quien narró la experiencia, con típico humor rumano, de reírse de sus propias desgracias, en el cuento Las Bellas Extranjeras, incluido en el libro del mismo nombre.
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